¡Viva la revolución egipcia!, por Los Alternativos

La extraordinaria movilización del 30 de Junio al 3 de Julio en todo Egipto, en la cual participaron varios millones de personas, es un acontecimiento histórico de un considerable alcance, para Egipto, para el proceso revolucionario en curso en el mundo árabe, y a escala mundial, dada la importante posición geoestratégica de este país. Desembocó en la destitución por el ejército del presidente Morsi, que se había hundido también en el modo neoliberal autoritario de Moubarak.

Son los jóvenes, las mujeres - a pesar de las terroríficas violencias que padecen y a las que este proceso debe inmediatamente poner fin -, los medios populares, los que, juntos, constituyen la punta de lanza de esta movilización popular egipcia que ahora toca a la sociedad en su totalidad.

Esta movilización se inscribe en el proceso en curso, abierto a finales de 2010 en Túnez, y luego en Egipto unas semanas más tarde: se trata de un proceso, de una revolución larga que afecta con grados y ritmos diversos al conjunto del mundo árabe.

Esta movilización es el punto de inflexión de una secuencia de varios meses de movilización popular marcada por numerosas huelgas y manifestaciones, numerosos actos de desobediencia civil, así como de experiencias verdaderamente autogestionarias, particularmente en Port Said desde principios del año 2013. Este período vio la radicalización de las reivindicaciones democráticas, económicas y sociales entre los jóvenes, las mujeres y los medios populares. Se trata de una voluntad popular muy clara de profundización del proceso revolucionario egipcio.

Durante los años 2000, las luchas sociales del movimiento obrero egipcio se intensificaron jugando un papel cada vez mayor en el período pre-revolucionario. En 2011, el principio del proceso revolucionario vio emerger un sindicalismo independiente y radical, particularmente con la creación de la Federación egipcia de sindicatos independientes, que reivindica hoy 2 millones de adherentes. Es un enorme apoyo para las reivindicaciones populares y para el ahondamiento del proceso revolucionario egipcio.

Para la revolución en peligro en Túnez, para la revolución popular siria en peligro frente a la dictadura todavía en el poder pero también frente a la doblez y las contradicciones de la comunidad internacional, para el conjunto del mundo árabe y para la resistencia palestina, la movilización egipcia constituye a la vez un estímulo y un punto de apoyo enormes.

Para los pueblos europeos y en particular los de la orilla norte del Mediterráneo, esta movilización ejemplar debe ser sostenida sin reserva, y considerada como el estímulo más bello a nuestras propias movilizaciones en pos de una alternativa anticapitalista, democrática, social, feminista y ecologista.

Nuestra solidaridad con la revolución egipcia debe ser multiforme, y el movimiento altermundialista, como prolongación del éxito clamoroso del Foro Social Mundial de Túnez, puede y debe jugar todo su papel desde esta óptica. Se trata de prefigurar las nuevas relaciones Norte-Sur, que serán las del nuevo mundo que emerge y cuyos cambios en la América afro-latino-indiana y el mundo árabe son la punta adelantada a escala mundial.

Los Alternativos estarán particularmente atentos:

A todas las tentativas de confiscación de esta movilización popular tanto por el ejército como por la burguesía.

A todas las tentativas de negación del carácter profundamente democrático y social de esta movilización.

A lo que surge de esta movilización popular egipcia, a las prácticas de autoorganización, de autogestión y de ciudadanía activa, sobre todo entre los jóvenes, las mujeres y en los medios populares.

Allí como aquí, este bloque político-social es el de la emancipación y del cambio de sociedad: ¡Viva la revolución egipcia!

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